Las cosas:
-no se hacen bien (por norma)
-no las toques
-son demasiado para ti
Remo Morán
No hay que llegar primero, pero hay que saber llegar
José Alfredo Jiménez. El Rey.
Queridos lectores, lectoras, lectoros… mi mas sincero pésame. Van a asistir ustedes al entierro del estilo. Este afán martirizador nuestro no es ni más ni menos que puro chascarrillo, nos sacude la mandíbula y el corazón pensar que en un vano intento por aspirar al Carnegie Hall (el cual no es para tanto, por cierto) los siguientes juguetes rotos hicieron lo posible por darse a conocer en páginas, redes sociales y eventos. Ya el ser humano no sabe qué hacer, a qué dedicarse, para tocar fondo. Pero como dicen los optimistas, cuando se cierra una puerta se abre una ventana (lástima que no se tiren por ella) y para unos puntillos en oposiciones vienen de perlas estas decadentes y bochornosas publicaciones. Como nos gusta comer por los ojos creemos que ante tal maravilla fotográfica lo único que nos ofrecen es mierda, pero, ah, calmen los ánimos, no somos tan crueles, qué sería de estas pobres almas sin ésta, la única publicidad que tendrán en lo que les queda de (esperemos) corta existencia artística. Acabemos entonando en coro, hermanados y con los ojos llorosos, lo que diría Pizarnik:
yo tenía un piano y se fue
yo tenía un amor y se fue
yo tenía una sonrisa y se fue